Preguntas frecuentes

El ladrido es un medio de comunicación. Los motivos de los ladridos son múltiples, como por ejemplo, por alerta, aburrimiento, ansiedad o para pedir atención. Observa el contexto (hora, entorno) y refuerza conductas de calma usando refuerzo positivo, en lugar de utilizar algún tipo de castigo. Además, es importante que puedas entender el motivo por el cuál tu perro realiza estos ladridos excesivos, para poder buscar estrategias que permitan a tu perro enfrentar el motivo que lo lleva a ladrar y de esa forma, disminuir la frecuencia de los ladridos.

Esta conducta suele indicar ansiedad por separación o aburrimiento. Antes de salir, puedes trabajar en una desensibilización gradual a tu partida (práctica de ausencias cortas), además de ofrecer juguetes de enriquecimiento que lo distraigan (juguetes rellenos) y ayuden a drenar su energía. Además, te recomiendo proporcionar actividades de calidad, que lleven a la calma a tu perro, durante momentos previos a tu salida.

Realiza una desensibilización sistemática: expón al sonido mediante una grabación a bajo volumen mientras das premios o actividades que lo lleven a estados de calma y relajación, y aumenta gradualmente el volumen a medida que tu perro lo vaya tolerando. Complementa con contracondicionamiento: asocia el ruido con algo positivo (snacks o juego) para cambiar su percepción.

El gruñido es una señal de incomodidad o advertencia. No ignores ni castigues; más bien retrocede, brinda espacio y, una vez calmado, refuerza conductas de calma y seguridad. Identifica el desencadenante para evitar la escalada.

Aunque a veces es conducta sexual, también puede ser juego, exceso de energía o estrés. Interrumpe suavemente y redirige su atención a un ejercicio o juego adecuado, que ayude a drenar ese exceso de estrés. Asegúrate de ofrecer suficiente ejercicio físico y mental.

Establece una rutina de salidas frecuentes, especialmente tras comer, dormir o jugar, y premia inmediatamente cuando orine o defeque en el lugar correcto. Si ocurren accidentes, limpialos sin regaños, y vuelve a intentarlo en la siguiente oportunidad!

El mordisqueo es normal en cachorros y algunos adultos, pero debe controlarse. Ofrece juguetes para morder y refuerza calma y juego suave; si muerde tus manos, retíralas de la manera más tranquila posible y redirige su necesidad de morder hacia juguetes de alguna textura similar.

Primero, consulta con un especialista para descartar dolor o malestar. Si la salud física de tu perro se encuentra en buenas condiciones, trabaja en contra-condicionamiento y desensibilización al estímulo, premiando calma y manteniendo distancias que tu perro logre controlar, y de manera gradual, comienza a disminuir la distancia. Nunca uses aversivos ni castigos! Si necesitas ayuda, consulta a un profesional de la conducta, encantado te puedo ayudar!

Estas conductas pueden ser por estrés, aburrimiento, alergias o problemas médicos. Aumenta el enriquecimiento (juegos mentales), revisa salud con un veterinario y aplica técnicas de relajación guiada.

Diseña un plan de adaptación: salidas breves, refuerza la calma antes de partir, con paseos de calidad, y ejercicios que propicien la relajación y cansancio mental. También puedes usar juguetes de apego (juguetes con tu olor) y ejercicios de calma para ayudarle a tolerar tu ausencia de manera progresiva.

Puedes comenzar enseñando el «sit» (sentado) y «look» (mirada al tutor). Son ejercicios básicos de autocontrol que facilitan la atención. Ofrece premios pequeños y frecuentes tras cada éxito.

Depende del perro y del momento en que lo utilizas: evalúa cuál es su motivación según las circunstancias. Muchos responden bien al uso de premios de entrenamiento; otros prefieren juego o caricias. Realiza pruebas para identificar su motivador principal y combínalos. Te invito a probar distintos tipos de premios y ver cuál es el que más le gusta a tu perro!

Practica en casa sin distracciones: di su nombre + comando «ven» y al primer paso en tu dirección, felicítalo diciendo “bien” o “muy bien”, y luego dale un premio y elogio. Aumenta la distancia y distracciones gradualmente.

Utiliza refuerzo positivo: premia las conductas deseadas e ignora los errores. Para tu perro será más fácil entender lo que SI debe hacer, en vez de castigar todo lo que no debe.

Usa clicker o marcador verbal, además de herramientas amables y cómodas, como elogios y arneses ergonómicos.

Desde los 2 meses aproximadamente, tras vacunación inicial. Empieza con sesiones cortas (máximo 5 min), centradas en socialización y ejercicios básicos de autocontrol. Es importante que puedas entender los distintos hitos de su desarrollo, para que puedas propiciar las mejores estrategias de acuerdo a las necesidades de cada etapa. Si necesitas más información al respecto, te invito a conocer el curso de educación canina para cachorros que tenemos disponible en ConcientizanDog.

La primera recomendación es utilizar correas largas, yo recomiendo de entre 3 y 5 metros para paseos en la ciudad.
Además, puedes practicar la marcha en junto: cuando tu perro comience a tirar de la correa, detente y llama su atención, premia cuando camine a tu lado sin tensión. Repite en distancias breves, aumentando tiempo y dificultad.

Puede haber distracciones o poca motivación a ese alimento. Prueba con snacks de mayor valor o con algún otro recurso que le llame más la atención, ya sea un juguete o algo que a tu perro le encante. Si tienes más de un perro, no necesariamente un mismo premio los motivará de la misma forma, es importante que conozcas los gustos de cada uno.

Antes de salir, puedes trabajar en una desensibilización gradual a tu partida (práctica de ausencias cortas), además de ofrecer juguetes de enriquecimiento que lo distraigan (juguetes rellenos) y ayuden a drenar su energía. Además, te recomiendo proporcionar actividades de calidad, que lleven a la calma a tu perro, durante momentos previos a tu salida.

Los juguetes interactivos (Kong, puzzles de comida) fomentan el pensamiento y reducen el aburrimiento. También actividades de olfato, juegos de esconder premios y ejercicios de masticación.

El adiestramiento tradicional suele incluir correcciones físicas o uso de elementos aversivos (castigos, collares ahorque, eléctricos, técnicas como el alpha roll, etc), mientras que la educación en positivo refuerza sólo las conductas deseadas, evitando cualquier forma de maltrato, favoreciendo el bienestar físico y emocional del perro.

Dedica tiempo a actividades de calidad: juegos, paseos tranquilos y rutinas de entrenamiento positivas. Observa, entiende su lenguaje corporal y respeta sus límites.

Relajo corporal, exposición de vientre, acercamiento voluntario, miradas suaves y juegos espontáneos son señales de confianza.

El vínculo se construye con más que comida: tiempo de calidad, interacción lúdica, respeto y trabajar la confianza mutua. Si tu perro busca tu compañía sin necesidad de alimento, eso demuestra cariño genuino.

Elige juegos cooperativos (tira y afloja controlado), trabajos de olfato y entrenamiento lúdico. Respeta pausas y señales de cansancio.

Reconocer miedo, estrés o excitación previene traumas y refuerza la confianza. Un perro emocionalmente seguro aprende mejor. Por otro lado, no forzar al perro a situaciones indeseadas, evitará que sus miedos se incrementen y aumentará la confianza que tu perro te tiene.

Proporciona un espacio propio, rutinas claras y entornos controlados. En la calle, mantén distancia de estímulos incómodos y premia la calma. Además, favorece ejercicios que aumenten el sesgo positivo, el autoestima, la autorrealización y toma de decisiones.

Significa cubrir sus necesidades físicas, emocionales y cognitivas, usando métodos respetuosos y evitando cualquier tipo de maltrato.

Estudia acerca de comunicación canina: observa posición de orejas, cola y cuerpo. Aprende a identificar signos de estrés o bienestar. Fomenta el vínculo y comunicación recíproca con tu perro. Recuerda!! Ellos se están comunicando con nosotros constantemente!

Paseos tranquilos, rutinas de masaje ligero, juegos de estimulación mental y sesiones de adiestramiento en positivo.

Puede ser una cuestión de personalidad, socialización temprana, salud o falta de conexión contigo. Observa su historial y actividades que realizan en conjunto y, si tienes alguna duda, consulta a un especialista.